DICTADO 9
Uso de la j y acentuación de diptongos e hiatos
Una vez un extranjero ajetreado fue a una agencia cerca de la playa del Postiguet. Llevaba gran cantidad de equipaje y pedía que le condujeran al aeropuerto para coger un avión. Resulta que se le habían olvidado las llaves dentro del coche y no podía cogerlas. El agente de viajes le preguntó que si no podía romper la ventana pero el hombre le contestó que el coche estaba dentro del garaje. A la evidente pregunta de si no podía entrar al garaje, el extranjero respondió que había perdido también las llaves de la casa. El caballero resultó ser un personaje bastante particular y genuino. Perteneció al ejército británico y se mudó a España para vivir una vejez tranquila y soleada.
DICTADO 10
Uso de la j y acentuación de diptongos e hiatos
Hace unos años había un ejército que se dedicaba a llevar la paz a países extranjeros que estaban en guerra. Le dije a un amigo que podíamos unirnos nosotros también. Así que, nos dirigimos a una agencia de viajes, y en unos días nos vimos como pasajeros de un avión que se dirigía hacia un país olvidado que había estado en guerra.
Después de aterrizar nos condujeron a un garaje y allí los pasajeros fuimos ubicados en nuestro destino definitivo. Nuestros movimientos atrajeron la atención de los nativos y así comenzó nuestra fantástica aventura.
DICTADO 11
Repaso dictados 10 y 11 + uso de la h
“Quien a hierro mata, a hierro muere”, solía decir mi abuela. Aunque suene extraño, Sofía, que así se llamaba, tenía tatuado un hexágono en el omóplato. Aprendí muchísimo de mi abuela mientras Dios me concedió el regalo de estar junto a ella.
También solía coger caracoles los días de lluvia. Nos dirigíamos a la montaña y después de coger los babosos moluscos almorzábamos contemplando el increíble paisaje.
Una vez en uno de estos viajes me hice una herida en el hombro al rozarme con una hiedra venenosa. Mi abuelita me aplicó una medicina natural a base de las hojas de un extraño árbol.