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Foto del escritorPablo Díaz

La indefensión aprendida



La escuela debe ser un marco de desarrollo en el que los alumnos alcancen el máximo potencial de todas y cada una de sus dimensiones. A los docentes y, sobre todo a los responsables y directivos, se nos llena la boca al hablar de educación integral. Pero, ¿somos conscientes de lo que ello significa? ¿de las repercusiones que se deberían derivar en la realidad que viven nuestros alumnos?


Dejando de lado el desarrollo de las competencias y la educación emocional, me gustaría verter algo de tinta electrónica para hablar de un tema que me preocupa de forma especial por su gravedad e implicaciones; la realidad de la indefensión aprendida en nuestro sistema educativo.


Os ofrezco un par de vídeos para enmarcar el tema que nos ocupa. Creo que ambos deberían ser vistos por todos los educadores cada día antes de entrar en nuestras aulas.




Podemos ver de forma evidente y a la vez desgarradora uno de los riesgos de la sociedad y la escuela de nuestros días: que nuestros alumnos aprendan la indefensión. Esto no solo les ubica en una posición de desventaja en la vida sino que puede acarrear consecuencias más graves, incluso patológicas, a nivel psicológico.


La indefensión aprendida significa comportarse pasivamente con la sensación de no poder hacer nada, de que tus acciones, por mucho que llegaras a esforzarte, tendrán un impacto nulo a tu alrededor y que, por tanto, no merece la pena esforzarse.


Fue Martín Seligman, psicólogo y escritor estadounidense, quien postuló esta teoría tras preguntarse a qué se debía que ante una dificultad unos perseveraran y otros se dieran por vencido rápidamente.


La indefensión aprendida se puede ver plasmada en cualquiera de los ámbitos de la vida:

- Familiar, en un entorno familiar excesivamente punitivo en el que el individuo se ve castigado repetidamente sin importar lo que haga.

- Laboral, cuando el trabajador soporta una situación de abuso por pensar que no tiene ningún poder sobre ella.

- Social, la creencia de que no merece la pena esforzarse luchar contra las injusticias porque es la sociedad es como es y no va a cambiar nunca.

- Personal, reflejo de ello es la manida frase: «Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer».


Cualquier parcela de nuestra vida se puede ver salpicada por esta cultura del conformismo e instalarnos en la pusinamilidad. Por eso mismo es tan importante estar atentos en nuestras aulas y no solo evitar "linchamientos" emocionales con determinados alumnos que nos sacan de nuestras casillas, sino dotar a todos ellos de herramientas emocionales con las que puedan hacer frente a situaciones de indefensión.


Debemos enseñarles estrategias de afrontamiento, cambiar la sensación de culpa por la responsabilidad, desarrollar la motivación intrínseca y, sobre todo, que se sientan valorados más allá de sus logros.


Contribuir a la educación integral de nuestros alumnos pasa por dotarles de herramientas para desarrollar la resiliencia.


En la bibliografía de Martín Seligman encontramos publicaciones como:

Helplessness: On Depression, Development, and Death (1975)

The Optimistic Child: Proven Program to Safeguard Children from Depression & Build Lifelong Resilience (1996)

Learned helplessness in humans: Critique and reformulation (1978)

Entre muchos otros títulos altamente recomendables para los profesionales de la educación.

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