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¿Es PISA culpa de la LOMLOE?

Cientos de voces enardecidas se lanzan a culpar a la LOMLOE por el fiasco de España en PISA. Muchos de ellos clamaron hace 4 días por la abolición del Aprendizaje Basado en Competencias (siguiendo el ejemplo Belga). Son, seguramente, los mismos que hace 1 mes se abrían las venas metafóricas de las redes por la noticia de que determinados países “decían adiós a las pantallas”.


Pues bien, ni la LOMLOE se ha aplicado realmente en ningún colegio de nuestro complejo país, ni el ABC forma parte de la realidad de nuestras aulas, ni las pantallas en las aulas son las causantes de la falta de comprensión lectora o pensamiento lógico-matemático de nuestros alumnos.


Nuestro sistema educativo, con sus docentes, administrativos, alumnos y familias, siguen adictos a las calificaciones numéricas, a los exámenes de contenidos y al marco mecanicista que marca el reiterativo proceso de "IMPARTIR-ESTUDIAR-REPRODUCIR". Si en algo ha impactado la LOMLOE en los últimos tres años es en el desconcierto y la desesperación de unos docentes adiestrados para un modelo basado en contenidos a los que se les exige una evaluación competencial para unas competencias que no saben cómo trabajar.


Si en algún sitio se ha implementado la transformación digital, por otro lado, no ha sido para desarrollar la competencia digital y alfabetización mediática y digital de los alumnos sino para sustituir la página por la pantalla. Contados son los casos en los que se ha llegado a una verdadera transformación en base al modelo SAMR.


Por lo que respecta a la afección de las pantallas en los adolescentes y jóvenes, deberíamos mirar, más bien, a esas familias que regalan a sus hijos un móvil o una tablet con conexión a internet a los tiernos 10 años, mientras reclaman al colegio y a las administraciones públicas que regulen y legislen sobre el abuso de la tecnología.


Vivimos en un aquelarre educativo en el que ni quienes dictan las leyes ni quienes tienen que implementarlas, las comprenden. Qué decir de las familias...


Lo que vivimos en el año 2023 es una suerte de SISTEMA MECANICISTA DE ENSEÑANZA DESCAFEINADO.

Sí, vivimos la época más convulsa de la historia reciente de la educación en nuestro país, pero no es ni por las competencias ni por las pantallas ni por la evaluación formativa (ninguna de las tres aplicada realmente en nuestras aulas), sino por:


- un sistema mecanicista de enseñanza proveniente del academicismo francés y el conductismo clásico.


- descafeinado por un mundo vuca y una sociedad blandengue y “mr.wonderfuliana”.


- sobrecubierto por un supuesto trabajo por competencias superfluo y melifluo.


- llevado a cuestas de los hombros de docentes mal remunerados e infravalorados.


- muchos de los cuales están más pendientes del vídeo que cargarán en TIKTOK grabando como hacen callar a los alumnos que de mirarles a los ojos.


- aderezado con purpurina de gamificación “apedagógica”


- que mantiene un formato de evaluación sumativa como axioma irrenunciable que sosiega las conciencias de los docentes, más pendientes de lo que enseñan y como lo enseñan que de lo que sus alumnos aprenden o como lo hacen.


Nuestro sistema hace aguas.


Es tiempo de valientes.

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