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Las desvergüenzas del sistema educativo

Una vez más, nuestro sistema educativo sale a la palestra de la opinión publicada mostrando sus desvergüenzas y carencias más pueriles.


Si hace unos meses era el debate de la pertinencia de mandar deberes a casa o si los profesores preferían no volver a las aulas porque estaban muy bien en sus casitas, ahora nos encontramos con directores de escuelas primarias posando con cara compungida frente a unas obras sin terminar y señalizaciones sanitarias que harán bien poco en los pasillos abarrotados de septiembre.


La polémica generada estaría ala altura de un debate televisado entre los que defienden que se los médicos de pediatría sigan mandando Dalsy a nuestros hijos frente aquellos que defienden férreamente el cambio generalizado al Apiretal. Pero, claro, vivimos en un país con 40 millones de entrenadores de la selección de fútbol y 40 millones de docentes sin sueldo que harían infinitamente mejor que nosotros nuestro trabajo. Es mucho más sencillo y está mejor aceptado socialmente criticar la labor docente que la médica, por eso del prestigio social.


Son debates inflados con anabolozantes como los pollos de corral que tanto nos gusta ver en las carnicerías.


Y una vez más, el debate mediático nos pilla a los docentes con el pie cambiado y los pantalones bajados, enseñando todas nuestras vergüenzas. No hago mas que encontrarme eslóganes baratos y frases vacías sin ninguna profundidad intelectual, demostrando que no solamente entre los adolescentes sino entre el mismo cuerpo docente, vivimos a golpe de tweet. En nuestra sociedad, la reflexion pausada y el debate sosegado están demonizados.


Por eso, porque no hay reflexión, a nadie chirría una manifestación preventiva en una comunidad autónoma de un determinado signo político cuando en otras comunidades en que las cosas se están haciendo todavía peor no se oye ni una chicharra precisamente porque es del signo contrario. Estoy harto de que un determinado sector ideológico de la sociedad se haya hecho con el usufructo de la representatividad del ámbito docente. ¿Acaso el gobierno central no tiene responsabilidad alguna en esta crisis? ¿Realmente se puede pasar del mando único a lavarse las manos con tal velocidad sin que Nadie alce la voz?


Soy profesor y estoy avergonzado de la clase política, me produce náuseas que a estas alturas no tengamos un protocolo seguro y homogéneo a todo el territorio español (cosa que tampoco creo que llegue nunca), pero también estoy harto de que utilicen mi indignación para sacar rédito político.


Alcemos la voz, pero a los oídos adecuados...

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