La Taxonomía SOLO de Biggs asegura que, a medida que los estudiantes aprenden, atraviesan unas fases similares de complejidad procesal o estructural. Esto significa, básicamente, que todo aprendiz pasa por un proceso en el que su pensamiento se va volviendo cada vez más complejo primero cuantitativa y luego cualitativamente.
De los estudios de Biggs se deriva que el alumno no aprende a través de las actividades de aprendizaje planteadas por el docente sino, más bien, que construyen el significado a través de lo que los mismos estudiantes hacen para aprender.
Esta es el fundamento básico del “learning by doing”, constructivismo, aprendizajes significativos y metodologías activas.
En la base de este proceso encontramos 5 fases consecutivas:
Y, ¿cuál es la consecuencia para el aprendizaje? En realidad son varias.
En primer lugar, el diseño de nuestras experiencias de aprendizaje debe tener en cuenta no sólo qué es lo que vamos a plantear a los alumnos sino qué recursos cognitivos tendrá que poner en movimiento el alumno para resolver la actividad. Ese trabajo mental del alumno será el aprendizaje real con el que se beneficie.
En segundo lugar, es importantísimo conocer en qué fase de las cuatro se encuentra cada alumno con respecto al aprendizaje que se le plantea.
En tercer lugar, que el alumno sea consciente de el momento de aprendizaje en que se encuentra a través del meta-aprendizaje le hará más dueño del proceso y desarrollará su capacidad de aprender a aprender.
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