La LOMLOE es la última ley educativa de nuestro paÃs, supone la derogación de la LOMCE y, por tanto, que la LOE vuelve a estar vigente con las modificaciones de 2020.
Y, después de este galimatÃas y afuera aparte otro tipo de crÃticas, nos encontramos ante la reforma educativa que más decididamente apuesta por el currÃculo competencial. TodavÃa queda un enorme trecho y habrá que ver cómo se concreta el currÃculo y el espacio de libertad que queda para colegios y docentes, pero, sobre el papel, podemos darnos con un canto en los dientes.
Como decÃa, la LOMLOE apuesta por un currÃculo competencial y establece un perfil de salida para los alumnos al finalizar cada etapa de escolaridad obligatoria.
Este perfil de salida competencial recoge lo que se considera deseable que alcancen los alumnos al finalizar cada etapa.
8 son las competencias que constituyen este perfil y estas se desglosan, a su vez, en descriptores operativos que identifican las habilidades relacionadas con cada una.
Se trata de formar estudiantes que sepan aplicar el conocimiento a las circunstancias desconocidas y cambiantes con las que se van a enfrentar… o, al menos, sobre el papel.
En todas las áreas del currÃculo se trabajan estas competencias a través de las Competencias EspecÃficas que incluyen los contenidos y habilidades de cada materia, por lo que el salto hacia un currÃculo competencial es considerable.
Lo bueno es que somos nosotros, los docentes, quienes tenemos en nuestra mano la posibilidad de que esto sea una realidad.