No cabe duda que el desarrollo de la oratoria, la capacidad de argumentar, el trabajo del pensamiento crítico, la comprensión y expresión oral, la empatía y la asertividad están en la punta de lanza de todo proceso educativo sea cual sea la perspectiva metodológica que se tenga.
Y, ¿qué pensarías si te digo que todo eso se puede trabajar de una sola vez en el aula desde primaria hasta nivel universitario e incluso educación superior?
Te recomiendo que sigas leyendo este post sobre esta técnica utilizada en un aula de 6ºEP denominada CONTROVERSIA ACADÉMICA.
La controversia se da cuando dos personas tienen planteamientos diferentes y deben ponerse de acuerdo. Trasladado al ámbito educativo, la controversia académica es una técnica de aprendizaje cooperativo, ideada por los hermanos Johnson, que ayuda al desarrollo de la capacidad de argumentar, debatir, consensuar…
El desarrollo de esta técnica es tan sencillo como provechoso y, a la vez, resulta altamente atractivo para los alumnos. En mi caso, introduje algunas variaciones:
1.- Damos un post-it a cada alumno y les pedimos que pongan un tema que podría debatirse en clase. Es importante explicarles que para que un tema sea “debatible” tenemos que poder posicionarnos respecto a él a favor o en contra. Para eso es más fácil si eligen temas en los que sepan que en clase existen compañeros que piensan una cosa y la opuesta. Se le pueden dar algunos ejemplos como: ¿son importantes los deberes? ¿Es mejor trabajar en grupo o individualmente?...
2.- El profesor recoge los post-its y los agrupa en 4 o 5 grupos temáticos de manera que en cada uno de ellos puedan haber alumnos defendiendo una postura y la contraria (un mínimo de 2 o 3 por postura en cada tema). Los temas que se acabaron debatiendo en mi clase fueron:
- ¿Es mejor trabajar solo o en grupo?
- ¿Son necesarios los exámenes finales?
- ¿Es bueno jugar a videojuegos para mayores de edad?
- ¿Son necesarios los deberes?
- ¿Es importante hacer esquemas?
Como se puede ver, temas altamente conflictivos…
3.- Se leen en voz alta los temas y los alumnos eligen sobre cuál quiere hablar y qué postura van a defender. El profesor debe asegurarse de que todos los temas tienen alumnos en una y otra postura. En mi caso, escribí en la pizarra los 5 temas, para que los alumnos tuvieran todos presentes, eligieron sobre qué tema debatir y yo asigné la postura que defenderían al azar. De esta forma, hubo muchos alumnos a los que les tocó defender una postura opuesta a la suya, desarrollando así la capacidad de ponerse en el lugar del otro.
4.- Los alumnos preparan en grupo argumentos para defender su postura. Se debe explicar que para hacer el debate deben haber reflexionado sobre los argumentos que pueden apoyar su postura y cuáles pueden servir para rebatir la contraria. En las primeras veces que se lleve a cabo, conviene ayudar a los alumnos a que sus argumentos sean consistentes y que prevean las posibles réplicas que puedan hacerles. También es importante enseñarles a prepararse un guion con las ideas principales de cada argumento.
5-. Se distribuye la clase en círculo, o semicírculo, alrededor de dos filas enfrentadas de sillas (tantos como componentes haya para defender cada postura). Los alumnos van saliendo por grupos temáticos para debatir. El profesor modera el debate dando turnos de palabra. Cada grupo cuenta con cuatro turnos:
- Una introducción (entre 2 y 5 minutos según la edad)
- Dos tandas para la refutación de argumentos contrarios (entre 3 y 6 minutos)
- Un cierre o conclusión por equipo (entre 2 y 3 minutos)
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