Estoy convencido, el curso 21.22 será el curso del Aprendizaje Basado en Proyectos.
Ya llevamos dos cursos de transformación forzosa y replanteamiento generalizado de nuestra actuación en el aula.
Hace dos cursos sufrimos la mayor tragedia que ha afrontado nuestro sistema educativo en el último siglo: la docencia tuvo que detenerse temporalmente debido al confinamiento al que nos vimos sometidos por la pandemia de la COVID-19. Cada centro escolar, cada docente, reaccionó como pudo en base a sus capacidades, sus posibilidades y lo que buenamente pudo.
El curso que dejamos atrás, por su parte, ha estado marcado por las restricciones sanitarias y las adaptaciones curriculares derivadas de la misma pandemia.
Metodológicamente, estos dos cursos han tenido en común la fortísima irrupción de las TIC, también de forma generalizada, y con mayor o menor éxito dependiendo de la pericia y la reflexión con la que se hayan implantado.
El comienzo del curso próximo, así mismo, se verá influido por la implantación de la nueva Ley Educativa que, más allá de las críticas que se le puedan hacer, apuesta por el reforzamiento de las metodologías activas de aprendizaje, la evaluación integral y el desarrollo de competencias.
Lo que está claro, sea cual sea el proceso que haya llevado tu centro durante estos dos últimos cursos y tu posición con respecto a la Ley Celaá, es que si hay una tónica generalizada en el espacio de tiempo que hemos vivido es el del cuestionamiento de todo lo establecido.
Hasta la pandemia valía con un "es que siempre se ha hecho así" para dar por zanjada una discusión sobre innovación educativa, pero si algo se ha demostrado en este tiempo es que, 1, lo que "siempre se ha hecho así" no ha dado respuesta a la mayor emergencia educativa del último siglo y, 2, no se acaba el mundo por dejar de hacer algo "que siempre se haya hecho así".
Esta batidora de realidad que ha supuesto el coronavirus ha abierto muchas mentes y ha ayudado a demoler consensos generalizados que venían sin replantearse más de un siglo.
Nos encontramos en el momento más oportuno para que se produzca una explosión de creatividad, innovación y avance que, a mi parecer, debería estar canalizada a través del Aprendizaje Basado en Proyectos.
El ABP bien estructurado y llevado a cabo con la precisión, reflexión y seguimiento adecuados, puede servirnos de transición entre el mecanicismo imperante en nuestro sistema educativo que tanto daño hace a la creatividad y desarrollo de nuestros niños y jóvenes y la nueva escuela hacia la que nos dirigimos.
Para ello, durante las próximas semanas iré publicando consejos, tips e ideas para implantar en tu aula el ABP. Comparte esta publicación con ese profe al que sabes que esta reflexión puede ayudarle de cara al comienzo del próximo curso, el curso del ABP.
Mientras tanto, puedes ir formándote en esta metodología:
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